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Carta al Senado con comentarios y propuesta de
PRONAPSI
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Zapopan, Jalisco. Noviembre de 2012 Distinguidos senadores de la Comisión Ordinaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales: Respetuosamente me dirijo a ustedes para exponer mis comentarios sobre la Ley General de Vida Silvestre vigente y las dificultades que enfrenta un ciudadano dedicado a preservar animales en peligro de extinción. En específico me refiero a lo relacionado con aves de la familia Psittacidae o psitácidos, entre las que se incluyen guacamayas, loros, cotorras y pericos. Para comenzar quisiera mencionar por qué considero importante redoblar el esfuerzo de conservación de estas singulares y carismáticas aves: 1. Hasta ahora las medidas tomadas para protegerlas son insuficientes y en algunos casos contraproducentes. 2. Al igual que el jaguar, la ballena gris o el maíz; los psitácidos son especies emblemáticas de la riqueza natural de la nación, entre otras cosas porque son parte de su historia, cultura y tradiciones. 3. Son animales inteligentes y poco estudiados. 4. La principal contribución ecológica de los psitácidos es la dispersión de frutas y semillas, acción que provee nutrientes a plantas y alimento a animales terrestres, y algo que es fundamental, permite la regeneración natural de bosques y selvas. 5. Biológicamente se les considera “especies bandera”. (El término “especie bandera” o “especie paraguas” se utiliza en biología para referirse a aquellos animales o plantas que pueden, por sí mismos, indicar el estado de salud del ecosistema en el que viven. Usualmente cuando se toman medidas para proteger a dichas especies también se protegen indirectamente a todos los animales y plantas que comparten su hábitat.) En base a la NORMA Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010 en nuestro país existen 22 especies nativas de aves psitácidas, de las cuales 11 se encuentran oficialmente clasificadas en peligro de extinción, 6 amenazadas, 4 bajo protección especial y una de la que aún no se determina su estado de conservación, pero que seguramente en cuanto se realicen los estudios necesarios será enlistada en alguna categoría de riesgo. Las principales amenazas de los psitácidos son: 1. La pérdida de su hábitat natural. 2. La sobreexplotación de ejemplares silvestres. Lamentablemente, México se ubica entre los países con mayor tasa de deforestación en el mundo. De acuerdo a investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) nuestro país ha perdido más de la mitad de su cobertura forestal original y alrededor del 90 por ciento de sus selvas húmedas, lo cual ha generado la extinción de varias especies y que otras estén seriamente amenazadas, entre ellas las aves psitácidas. Asimismo, la marginación económica que prevalece en la mayoría de los asentamientos humanos próximos al hábitat natural de aves psitácidas, la insuficiente vigilancia por parte de la autoridad ambiental, la constante demanda de pericos para el mercado de mascotas y en algunos casos la corrupción; son factores sociales que han propiciado el comercio de ejemplares capturados en la naturaleza, principalmente polluelos. Durante la década de los ochentas el gobierno de México reconoció el problema de sobreexplotación que sufrían estas aves y en consecuencia tomó medidas emitiendo leyes y reglamentos para intentar proteger a las especies que en ese momento estimaron se encontraban en mayor riesgo. Sin embargo, el tráfico ilegal se hizo una constante desde entonces. En 1997 la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) estableció el Sistema de Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA), estrategia mediante la cual se buscó promover esquemas alternativos de producción compatibles con el cuidado del ambiente, a través del uso racional, ordenado y planificado de los recursos naturales renovables en ellas contenidos, incluida la fauna silvestre. El concepto de "UMA intensiva" (criadero de especies reguladas) atrajo a los avicultores que vieron en la reproducción de psitácidos una oportunidad económica legal. La idea de la UMA intensiva también recibió el visto bueno de la comunidad conservacionista, ya que con la crianza en cautiverio de psitácidos se podría cubrir la creciente demanda de mascotas, desalentaría la sobreexplotación de ejemplares silvestres y al mismo tiempo contribuiría a preservar las especies amenazadas. Pero la medida tampoco detuvo al tráfico ilegal. En noviembre de 2008, la unión de varias organizaciones civiles y el Partido Verde Ecologista Mexicano (PVEM) lograron incidir en una reforma a la ley (Árticulo 60 Bis 2) mediante la cual se pretendió ponerle punto final al tráfico ilegal de psitácidos nativos: Artículo 60 Bis 2. Ningún ejemplar de ave correspondiente a la familia Psittacidae o psitácido, cuya distribución natural sea dentro del territorio nacional, podrá ser sujeto de aprovechamiento extractivo con fines de subsistencia o comerciales. La Secretaría sólo podrá otorgar autorizaciones de aprovechamiento extractivo con fines de conservación o investigación científica. Únicamente se otorgarán autorizaciones para investigación científica a instituciones académicas acreditadas. Queda prohibida la importación, exportación y reexportación de cualquier ejemplar de ave correspondiente a la familia Psittacidae o psitácido, cuya distribución natural sea dentro del territorio nacional. Las especies de psitácidos no comprendidas en el presente artículo quedan sujetas a las disposiciones previstas en las demás leyes y Tratados Internacionales de los cuales México sea parte. Artículo adicionado DOF 14-10-2008 Si bien la reforma en cuestión ha contribuido a reducir en parte el problema, la realidad es que mientras exista demanda habrá oferta y por ende el tráfico ilegal prevalecerá. Desgraciadamente la reforma también propició que la mayoría de las UMA intensivas que criaban psitácidos mexicanos con fines comerciales, dejaran de hacerlo; ya que al prohibirse su comercialización perdieron el valor económico que tenían en el mercado legal. Los criadores comerciales que ya habían logrado establecer programas exitosos de reproducción en cautiverio de psitácidos mexicanos se vieron obligados a abandonarlos, ya que sin posibilidad de vender o liberar a las crías producidas en sus aviarios se convirtieron en acumuladores de aves que implican gastos sin retribución económica alguna y riesgos legales. Paradójicamente, hoy la mayoría de ellos se dedica a reproducir sólo especies exóticas; es decir, pericos que no son originarios de México, aves que bajo ciertas circunstancias pueden ser un riesgo adicional para las diezmadas poblaciones de psitácidos nativos y lo que es peor, para la biodiversidad del país. Las especies exóticas frecuentemente desplazan a sus similares nativas, pues además de ser un vector potencial de enfermedades contagiosas, también pueden convertirse en invasoras que compiten intensamente por alimentos y sitios de anidación. En el mundo existen muchos casos documentados de especies exóticas que causaron la extinción de especies nativas. Pese a lo anterior, la SEMARNAT inexplicablemente ha permitido la importación de miles de pericos exóticos de origen silvestre que son considerados plaga en otros países. Tal es el caso del perico monje (Myiopsitta monachus), especie sudamericana catalogada como altamente invasora por el Grupo de Especialistas de Especies Invasoras de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y por la misma Comisión para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO). Por fortuna todavía existen criaderos UMA dedicados exclusivamente a reproducir en cautividad psitácidas mexicanas con fines de conservación. Los más afortunados son respaldados económicamente por zoológicos, empresas o instituciones académicas, pero hay decenas que se sostienen con muchas dificultades gracias al apoyo de organizaciones civiles o particulares. En este último caso se encuentra el aviario que actualmente dirijo. El Aviario Txori fue fundado en 1986 por mi padre, el ingeniero Cándido Busteros García, quien preocupado por la situación de los psitácidos en México proyectó reproducir en cautiverio especies amenazadas con el objetivo de preservarlas para que en el futuro puedan ser reintroducidas a la naturaleza. Inicialmente el aviario fue un centro de rescate y rehabilitación en el jardín de su casa, donde recibía animales enfermos, descuidados o rechazados por sus dueños. En algunos casos también compró ejemplares para conformar parejas. A partir de entonces dedicó mucho tiempo y dinero a estudiar, diseñar y construir las instalaciones en las que se pudieran establecer los procedimientos necesarios para un adecuado manejo zootécnico. En 1995 logró que algunas parejas rehabilitadas se reprodujeran, recompensando así años de esfuerzo. Con una década de experiencia acumulada y motivado por los buenos resultados, en 1996 decidió construir un aviario más grande, con mejores instalaciones y en un sitio ambientalmente más sano para los animales. Luego de varias etapas el nuevo aviario terminó de construirse en 2008. Durante este largo periodo también desarrolló técnicas e implementos especialmente diseñados para mejorar el manejo y la crianza de psitácidos, lo cual ha redundado en excelentes resultados, sobre todo en la reproducción de guacamaya verde (Ara militaris). Comparado con otros, Aviario Txori es pequeño; actualmente alberga 83 ejemplares y está casi al límite de su capacidad. Sin embargo, fue concebido como un modelo piloto para construir un santuario en el que se puedan reproducir mayor número de parejas y sus crías puedan vivir en condiciones semi-silvestres, interactuando con organismos de su hábitat natural, en el entendido que sólo así se podrán sentar bases sólidas para que psitácidos mexicanos nacidos en aviarios puedan reintroducirse en regiones que alguna vez correspondieron a su rango de distribución original. Cabe señalar que este tipo de reintroducciones ya se realizan en otros países con resultados muy alentadores, y recientemente el Instituto de Biología de la UNAM anunció que junto con el aviario del Parque Xcaret lo intentará en México. Desde el año 2001 Aviario Txori está oficialmente registrado como Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (SEMARNAT-UMA-IN-0021-JAL), cumple a cabalidad con las obligaciones que la autoridad exige; las aves reciben esmerados cuidados y atenciones, siempre que hay posibilidad se invierten recursos para mejorar el manejo, equipo e instalaciones. Y aunque legalmente se tiene la posibilidad de criar para comercializar especies exóticas y así solventar en parte los pesados gastos de manutención, nunca se ha hecho porque la prioridad de la UMA es la conservación de especies mexicanas. Mantener un aviario cuesta mucho, implica la compra de alimentos diversos, medicamentos, equipo, refacciones, combustibles, electricidad, entre otros insumos necesarios. Así como pagar salarios y honorarios profesionales a cuidadores, trabajadores de mantenimiento, consultores, veterinarios, etcétera. Además, quienes participamos de forma voluntaria debemos destinarle muchas horas de trabajo para que todo marche bien. No obstante el enorme esfuerzo realizado en Aviario Txori, nunca hemos recibido apoyo o incentivo alguno por parte de las autoridades gubernamentales correspondientes. Por el contrario, sí hemos recibido multas municipales, inspecciones de “rutina” o para “cubrir objetivos” de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y hasta un proceso administrativo que nos distrajo mucho tiempo y obligó a erogar recursos adicionales para contratar abogados que finalmente demostraron que la UMA no había incurrido en falta alguna. Las preocupaciones y estrés que vivió el ingeniero Busteros por este último hecho contribuyeron a que sufriera un infarto cerebral que a la postre lo dejó parcialmente incapacitado. La única comunicación que hemos tenido desde 2001 con la autoridad es por medio del sellado de los reportes anuales que hace la UMA y en su momento por los oficios de requerimientos adicionales y los relacionados al proceso administrativo que antes señalé. No obstante, tengo entendido que en la SEMARNAT existe un subcomité de fauna dedicado a los psitácidos pero nunca recibimos información de quiénes lo conforman, si sesionan o no, qué temas discuten, a qué acuerdos llegan, si los publican y dónde lo hacen. En fin, por un lado nos anima seguir adelante porque sabemos, por organizaciones internacionales, que nuestra labor es sumamente importante; pero por otro nos desanima sentirnos ignorados por la autoridad que debería ser un rector incluyente, que informe y apoye. El ingeniero Busteros falleció en agosto de 2010. Sin embargo, su sueño se mantiene vivo en quienes trabajamos en hacerlo realidad, y aunque económicamente tenemos bastantes dificultades, con mucho ánimo intentamos continuar para consolidar el anhelado Santuario Txori, el objetivo de una idea de conservación concebida hace 26 años por quien fundó Aviario Txori. Sin duda es una empresa ambiciosa, pero estamos convencidos que de lograrlo y replicarlo habremos avanzado decisivamente hacia el rescate de las aves psitácidas mexicanas y sus ecosistemas. En base a lo aquí expuesto me permito sugerir la creación de un Programa Nacional para el Rescate de los Psitácidos y su Hábitat (PRONAPSI), el cual deberá vincular a todos los actores involucrados; es decir, instancias de gobierno federal, estatal y municipal, comunidades, instituciones académicas, organizaciones civiles y particulares, para que de forma estrecha y coordinada trabajen en las siguientes acciones: 1. Desde luego detener la deforestación es fundamental, especialmente en aquellos corredores biológicos en los que todavía hay presencia de poblaciones silvestres de psitácidos. Identificar estos sitios y protegerlos legalmente debe ser una prioridad. 2. Fomentar entre las universidades del país el estudio de los psitácidos y sus ecosistemas, estableciendo como prioridades la ubicación geográfica de su hábitat, determinar el estado de conservación de las poblaciones en cada uno de ellos, realizar estudios socioeconómicos orientados a diseñar alternativas productivas que, a través de la conservación, favorezcan a las comunidades humanas en el área. 3. Establecer programas sociales que vinculen la conservación de los psitácidos con las comunidades que se encuentran en su hábitat. Promover la educación y proporcionar capacitación permanente para desarrollar proyectos de ecoturismo rural y comunitario. Lo anterior considerando las características particulares de cada comunidad, facilitándoles el acceso a recursos financieros y promoviéndolas a nivel local e internacional. 4. Reforzar la vigilancia, principalmente en los sitios de anidación, e incentivar la denuncia ciudadana, quizá a través de recompensas económicas. 5. Combatir decisivamente a las redes de tráfico ilegal, poniendo especial atención en puertos, aeropuertos, cruces fronterizos y puntos de venta. 6. Levantar un inventario actualizado de los ejemplares en cautiverio y en base a él buscar estrategias reproductivas, sobre todo en el caso de las especies que corren más riesgo, como el perico cabeza amarilla (Amazona oratrix). 7. Fomentar el registro e intercambio de ejemplares cautivos con fines reproductivos entre propietarios de mascotas y UMA. 8. Mejorar la comunicación entre las autoridades competentes y las UMA dedicadas a la conservación. 9. Prohibir definitivamente la importación de aves psitácidas de origen silvestre, en especial la de especies exóticas catalogadas como invasoras. 10. Promover e incentivar entre las UMA intensivas la crianza de aves psitácidas mexicanas, sobre todo de las especies mayormente amenazadas. 11. Establecer un fondo financiero que permita sostener al PRONAPSI. 12. Apoyar e incentivar con recursos económicos y humanos a las UMA que crían en cautiverio aves psitácidas mexicanas con fines de conservación. 13. Promover e incentivar los proyectos técnicamente viables que tengan el objetivo de reintroducir a la naturaleza psitácidos criados en aviarios y/o santuarios. 14. En cuanto al Árticulo 60 Bis 2, considero prudente se revise bianualmente y se determine la pertinencia del mismo en base a la situación particular de cada una de las especies mexicanas, a los inventarios, a los resultados reproductivos y/o excedentes que de ellas se obtengan en criaderos UMA. Asimismo creo que la importación de psitácidos, cuya distribución natural sea dentro del territorio nacional, sí debe permitirse a las UMA intensivas siempre y cuando sea con fines reproductivos y/o de mejoramiento genético. Sin más comentarios que agregar agradezco su amable atención y reitero mi disposición e interés de colaborar en este tema. Igualmente les hago una cordial invitación para que visiten Aviario Txori y conozcan personalmente el trabajo que realizamos. A T E N T A M E N T E: Lic. Víctor Busteros Ángeles Director de la UMA Aviario TXORI |
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Última modificación: 30 de junio de 2017